Guti rememora su adiós al Bernabeú

Guti está en una nube. Por su cabeza pasan cientos de recuerdos que le impiden hacerse una idea de lo que supone dejar de jugar en el Real Madrid. Exprime cada minuto, cada hora y cada día con la intensidad máxima del que se resiste a perder lo mejor que tiene. Su despedida del público en el Santiago Bernabeú la disfrutó casi en la intimidad. No quería ni pretendía que se pudiera caer en la exageración. Fue natural y sincera, de la misma forma que él se comporta desde que llegó al Real Madrid. Nada forzado.
Guti está feliz, sereno y pensativo. Le cuesta encontrar las palabras para describir lo que sintió ante el Athletic. Le puede su timidez y, ante ello, ha elegido el silencio, que le ayuda a absorber cada imagen y situación. Su actitud es observar todo lo que le rodea.

No fue un día fácil para el 14:"El partido ante el Athletic fue raro para mí. Me dije que tenía que jugarlo como uno más, sin distraerme en despedidas ni gestos. Lo primero era ganar para seguir teniendo opciones de conseguir la Liga. Según fue transcurriendo el encuentro, tuvimos que ir superando las dificultades de una victoria que se nos resistia. Pero estaba convencido de que le podíamos dar la vuelta".

Y cuando empezaron a llegar los goles, su sensación cambió: "Cuando ya teníamos un resultado abultado se me empezaron a acumular muchos recuerdos en la cabeza. Pensé en el día que llegué a la cantera, en que era un niño y tenía muchos sueños que cumplir. Me acordé de todo lo que ha hecho mi familia para que yo fuera futbolista del Real Madrid. Cada pase, cada jugada de los últimos minutos del encuentro era algo especial. Es difícil explicarlo. Sólo puedo decir que estaba emocionado, con una sensación interior muy fuerte".
El brazalete de capitán y la responsabilidad que significa llevarlo le dieron energías para hacerse todavía más fuerte. "Disfruté cada momento con tranquilidad. Pude estar unos segundos con Florentino, al que le tengo un gran aprecio, antes de empezar el partido. Los compañeros estaban todos pendientes de mí. Todos estábamos concentrados porque nos jugábamos mucho. Cuando salté al campo ni quise pensar en que estaba ante mi último partido, pero es inevitable.